En el corazón mismo de los Andes, donde la historia se entrelaza con los suspiros de los dioses incas, y la magia fluye entre las piedras ancestrales, emerge la ciudad de Cusco, un rincón mágico en la vasta paleta geográfica de Perú. Entre callejuelas empedradas y plazas llenas de historia, Cusco se muestra como un testigo silente de los siglos que la han modelado, un destino que invoca los ecos de un pasado glorioso.

Con una altitud que besa el cielo a más de 3,300 metros sobre el nivel del mar, Cusco se despliega majestuosamente, acuñada por montañas que sugieren antiguas leyendas y valles que resguardan secretos perdidos en el tiempo. Si no estás acostumbrado a la altura, te recomiendo tomártelo con calma e ir incrementando la actividad física poco a poco.

Con alrededor de 430.000 almas que llaman hogar a esta ciudad, Cusco es un palpitar de corazones que laten orgullosos al ritmo del imperio incaico. La interacción con la gente local es una experiencia enriquecedora. Los cusqueños, orgullosos de su herencia, comparten sus tradiciones con alegría.  Los turistas son recibidos con sonrisas que destilan hospitalidad, mientras los niños curiosos juegan entre risas que resuenan como melodías andinas. Aquí, en cada esquina, se respira el aire de una cultura arraigada, donde las costumbres ancestrales se entremezclan con la vitalidad de la vida cotidiana.

Para el viajero que se aventura por estas tierras impregnadas de historia, Cusco ofrece un festín para los sentidos. Desde las ruinas de Sacsayhuamán que se alzan como guardianas de un tiempo perdido hasta el Mercado de San Pedro, donde los colores y aromas danzan en una sinfonía gastronómica, cada rincón de la ciudad es una obra maestra que espera ser descubierta.

Cusco debe ser la ciudad más turística y visitada de todo Perú (después de Lima), por lo mismo hay una enorme oferta de restaurantes, tour operadores y servicios en general. También es muy popular entre las rutas mochileras tanto de europeos como de latinos, lo que la hace una ciudad con una movidísima vida nocturna. 

No se puede hablar de Cusco sin mencionar la joya arquitectónica que es Machu Picchu. Sin duda que la mayoría de la gente que llega a Cusco por primera vez buscar llegar al antiguo santuario que es Machu Picchu, lugar que pareciera estar suspendido entre el cielo y la tierra, y que se erige como una maravilla que despierta la imaginación y la espiritualidad. La ciudad perdida de los incas, con sus terrazas escalonadas y sus enigmas aún por desvelar, es el epítome de la grandeza de esta tierra.

Para sumergirse en la esencia de Cusco, es fundamental respetar las costumbres locales. La vestimenta tradicional de los habitantes, con sus vibrantes colores y detalles artesanales, merece admiración y consideración. Participar en festivales y eventos locales proporciona una visión auténtica de la vida cusqueña, donde la música y la danza son vehículos para expresar la identidad cultural.

Al caminar por estas tierras sagradas, el turista debe tener en cuenta la sensibilidad ambiental y cultural. Respetar los sitios arqueológicos y seguir las indicaciones de los guías locales contribuye a preservar la riqueza histórica que Cusco ofrece generosamente.

Cusco para mí genera algo en el interior, una conexión con la tierra. Durante mis visitas siempre he sentido una especie de magnetismo que es difícil de explicar en palabras. En fin, creo que hay dos formas de vivir Cusco, una que es transformarla en la sede central e ir haciendo paseos por el día desde la ciudad hacia el Valle Sagrado, o bien dormir algunos días en Cusco y luego ir al Valle Sagrado y dormir en algún pueblecito del Valle. Para recorrer Cusco, el Valle Sagrado e ir a Machu Picchu recomiendo destinar al menos 4 noches. Si viajas con niños pequeños, deberías considerar algo más de tiempo. 

Cusco no es simplemente un destino, sino un viaje a través del tiempo, una danza con la cultura incaica. Aquí, en la tierra de esta antigua civilización, cada paso es una historia que se entrelaza con las leyendas de antaño, y cada rincón es un susurro de secretos que aguardan ser descubiertos.